Yo, Juan, vi una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de toda nación, raza, pueblo y lengua, de pie delante del trono y del Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en sus manos. Y uno de los ancianos me dijo: "Éstos son los que vienen de la gran tribulación: han lavado y blanqueado sus vestiduras en la sangre del Cordero. Por eso están ante el trono de Dios, dándole culto día y noche en su templo. El que se sienta en el trono acampará entre ellos. Ya no pasarán hambre ni sed, no les hará daño el sol ni el bochorno. Porque el Cordero que está delante del trono será su pastor, y los conducirá hacia fuentes de aguas vivas. Y Dios enjugará las lágrimas de sus ojos".
Palabra de Dios
" Esos que están vestidos con vestiduras blancas ¿quiénes son y de dónde han venido?" Ap 7, 13
Las vestiduras blancas son el signo de la pureza, la limpieza de corazón. Hay una clara referencia a las vestiduras blancas que se colocan a los neófitos el día del bautismo. Vestiduras que se colocaban al salir de la piscina bautismal y con las cuales debían permanecer hasta el segundo domingo de Pascua. El nuevo cristiano ha renacido en la fuente bautismal y ha lavado sus pecados en la sangre del Cordero. Aquel que a lo largo de su vida mantiene su vestidura limpia (apartando las manchas del pecado) entrará en el reino celestial y a su vez recibirá la palma del triunfo. La rama de palma en la mano significa que estos han triunfado, han salido victoriosos ante las pruebas de fe a lo largo de su vida.
Todos: hombres y mujeres; niños y adultos estamos llamados a formar parte de este grupo triunfante. Como diría San Pablo: "Hay que mantenerse en la carrera sin desfallecer".
[En el margen derecho, bajo archivos, haga click sobre el mes corriente si desea volver a la página principal luego de escribir su comentario]