Autor: P. Ángel Ortiz Vélez
P. Antonio Rivero, doctor en teología (Brasil), en sus comentarios sobre el Evangelio según san Marcos la semana pasada nos proponía que contempláramos en estos dos domingos "las 24 horas de Jesús". Así podemos complementar que la semana pasada vimos las primeras doce horas y hoy las próximas. P. Rivero nos da como idea principal para el Evangelio de este domingo (Mc 1, 29-39): "Un día en la vida de Jesús de Nazaret: profeta, misionero y apóstol"1.
Ya Jesús ha estado en la sinagoga (lectura y enseñanza); ahora, después del medio día, lo vemos en la casa de la suegra de Pedro (lo más seguro fue para comer). Encuentra a la suegra de Pedro enferma, entonces la cura. Ella se levanta y se pone a servirles. La jornada de Jesús continúa, lo vemos completar su día en tres escenas: la curación de la suegra de Pedro (Mc 1, 29-31); luego al atardecer realizó numerosas curaciones y de madrugada continuó con su viaje (Mc 1,35-39). Jesús recorrió las comarcas de Galilea proclamando el Evangelio de forma misionera; supo estar de lleno en su trabajo y sacar tiempo para estar con los suyos y a la vez evangelizar. Mirando el trabajo de Jesús podemos comprender las palabras del apóstol Pablo: "No hay gloria para mí en anunciar el Evangelio; para mí es una obligación. ¡Pobre de mí si no anuncio el Evangelio! (1Cor 9, 16-19).
Ahora tenemos que preguntarnos: ¿tenemos el ardor, la fuerza y la valentía de Jesús y de Pablo para anunciar el Evangelio? Si decimos que no, debemos cuestionarnos nuestra vida y compromiso como cristianos llamados a evangelizar nuestro pueblo.