Autor: P. Ángel Ortiz Vélez
Seguimos comentando el capítulo seis del Evangelio según san Marcos; esta vez los versículos 30 al 34: los apóstoles regresan de su primera misión. Los discípulos que fueron enviados por Jesús regresan para compartir con Él lo que han hecho y enseñado.
Los apóstoles, como buenos enviados, cumplieron su misión y compartieron con el Maestro sus vivencias. Pensemos un poco, lo más seguro llegaron eufóricos por referir al Señor las experiencias de esta primera misión. Jesús debió haberlos escuchado con agrado, contento y lleno de entusiasmo por la misión cumplida. Jesús es compasivo y misericordioso, siendo Dios es también acogedor y humano. Se dio cuenta que la misión realizada fue dura (dice el Evangelio que estaban cansados) por lo que Él les propuso tomarse un descanso en un lugar retirado y solitario para reponer las fuerzas, orar, compartir y descansar.
Este gesto de Jesús de llevar a sus apóstoles a descansar denota su humanidad, compasión y la gran pedagogía del Maestro. Sabemos qué cuándo se cumple bien con el envío, la misión absorbe al enviado, desgasta a la persona que en muchas ocasiones no tiene tiempo ni para comer. El papa Francisco después de este viaje maravilloso por América ha de descansar. Nosotros cuando trabajamos o luego de un viaje necesitamos descansar. De la misma forma todo buen laico comprometido después de se enviado a una misión tiene que descansar y reparar fuerzas para continuar la misión.
Marcos en el Evangelio nos comunica algo bien importante: anunciar y predicar el Evangelio de Jesús no es sólo tarea de misión, sino que hay que sacar tiempo para descansar en el Señor; es tiempo también de gozo y de comunión personal con el Maestro. Por eso vemos que Jesús y los discípulos necesitan ese descanso, y que ellos hacen una pausa para estar con Jesús.
¡Jesús, envíanos a anunciar tu Evangelio y danos pastores que tengan el celo, la dedicación y la compasión que Tú tienes para con la gente! Disfrutemos el estar a solas con Jesús, descansemos en Él. Aprendamos a estar con Jesús en la oración, pidamos que nuestros pastores lo imiten en Su alegría y que sean pastores para el pueblo de Dios.