Autor: P. Ángel Ortiz Vélez
Hay un verbo que es clave esta sexta semana de la Pascua: permanecer. Según el diccionario, viene del latín permañere que significa mantenerse sin mutación en un mismo lugar, estado o calidad; estar en algún sitio durante cierto tiempo. En el evangelio proclamado la semana pasada (Jn 15, 1-8), cuando Jesús habló sobre la vid nos dijo: "Permanezcan en mí como yo en ustedes" (Jn 15, 4). Esta semana, en el marco de su última noche (después de la Última Cena), nos dice: "Permanezcan en mi amor. Si cumplen mis mandamientos permanecerán en mi amor, como yo he cumplido los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor" (Jn 15, 9-10).
Jesús quiere permanecer con nosotros: estar siempre en nuestras almas; quiere estar con nosotros en todo lugar, en todo momento. Por eso nos dice: "Yo estoy con ustedes hasta el fin del mundo" (Mt 28, 20). Cuando Él hace su morada quiere permanecer para siempre y esto lo hace a través del amor: "Este es mi mandamiento: que se amen unos a otros como yo los he amado" (Jn 15, 12).
Jesús permanece con nosotros a través del amor, quiere que seamos sus amigos no sus siervos; nos ha elegido para que demos fruto y ese fruto permanezca. Hagámos obras por amor a Dios y al prójimo; obras que permanezcan, que produzcan frutos en esta vida para la vida de verdad que nos da Jesús Resucitado. Que nuestras obras en la vida diaria, con relación al prójimo, sean:
- Amar al que está a nuestro lado, al que trabaja o comparte el diario vivir con nosotros.
- Respetar al hermano, a tu esposo (a), hijos o más allegados.
- Ser pacientes y tolerantes con el que piensa diferente.
- Ayudar a los demás sin esperar nada a cambio.
- Saber disculpar al que te ofende.
- Comprender al que tiene sus limitaciones físicas o mentales.
- Hay que sacar tiempo para estar con Él
- Disfrutar su permanencia entre nosotros, especialmente en la Eucaristía, en el sagrario.
- Orar todos los días.
- Tratar a Dios con intimidad y confianza.
- Conocer más su Palabra, el Evangelio (que es la buena nueva).
- Nutrirnos con su amor de entrega y donación en cada Eucaristía y cuando salgamos de ella comunicarla a los demás.
Permanezcamos unidos a Jesús, a su Iglesia, con su gracia, amor, alegría y fidelidad. La Eucaristía dominical nos ayuda a estar unidos y permanecer con Jesús. Demos gracias por este alimento que nos ayuda a vivir como cristianos y a permanecer unidos unos con otros en el amor de Jesús.