Vicario Parroquia San Miguel Arcángel - Cabo Rojo
El papa Pablo VI en la exhortación apostólica Evangelii Nuntiandi se realiza una pregunta fundamental que debe interpelar a cada uno de los bautizados: ¿Qué es evangelizar? El Sumo Pontífice responde que “evangelizar es, ante todo, dar testimonio, de una manera sencilla y directa, de Dios revelado por Jesucristo mediante el Espíritu…este testimonio resulta plenamente evangelizador cuando pone de manifiesto que el Creador no es un poder anónimo y lejano: es Padre” (EN, 30). Este es el gran anuncio del Evangelio. Hay un Padre en el cielo que quiere engendrarnos por el bautismo a una vida nueva y enviarnos al mundo para que demos testimonio de su amor. Cuando acogemos este mensaje de salvación somos liberados de los malos espíritus y nuestras enfermedades son sanadas por el poder de Dios.
Cuando escuchamos y acogemos la Palabra de Jesús somos liberados del mal y somos invitados a dar testimonio de dicha liberación. De esta forma nos hacemos discípulos y misioneros del Señor. El papa Francisco en su exhortación apostólica nos recuerda a los cristianos el poder del Evangelio en el mundo de hoy: “la alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría” (EG, 1). El Evangelio nos libera de la tristeza y del vacío porque nos da la alegría de la presencia de Dios.
El mundo de hoy tiene necesidad de escuchar la buena nueva de salvación. Muchos les cuesta oír las noticias de nuestro país. Entre problemas políticos, económicos, injusticias y publicidades irracionales nos queda por preguntarnos a dónde nos dirigimos. Ante todo, el Señor nos envía al mundo para proclamar la Buena Nueva de salvación. Llevar el anuncio del Evangelio a nuestros lugares comunes es un servicio liberador de todos los bautizados. Es liberador cuando iluminamos los retos de hoy con la Palabra de Dios.
La fuerza del Evangelio no procede de nosotros mismos, ni de nuestras técnicas ni de ser “influencers” en las redes. Nuestra fuerza proviene de nuestro encuentro con Jesús en la oración y en la santa Misa. Sin ese encuentro personal con el Señor nuestros esfuerzos evangelizadores van directo a la ruina. Por tal razón estamos llamados a orar antes que evangelizar. Lo fundamental de nuestra evangelización es vivir unidos a Jesús. Ya lo dice el salmista, “si el Señor no construye la casa en vano se cansan los albañiles; si el Señor no vigila la ciudad en vano vigilan los centinelas” (Ps. 127, 1). El mismo Señor nos lo recuerda: “sin mí nada pueden hacer” (Jn 15, 5). Antes de anunciar el Evangelio, antes de vivirlo coloca tus anhelos en las manos de Dios.