Autor: P. Harry López
Jesús - el Verbo encarnado - nos muestra la interioridad de Dios. Cristo, por su costado abierto, nos permite entrar en relación con Dios. Más aún, nos permite amar y adorar a cada persona de la Santísima Trinidad.
Ahora sabemos que aunque Dios es solo uno - una naturaleza divina - tiene tres personas divinas diferentes que comparten esta única naturaleza. Como las relaciones se dan con la persona, no con las naturalezas, ahora podemos tener una sana relación con Dios Padre, con Dios Hijo y con Dios Espíritu Santo. Nos ha invitado a entrar en relación con Él: es un regalo de Dios, es una muestra de su Amor. Quiere que tú y yo tengamos una mejor relación con Él, que el vínculo de unión sea cada vez más fuerte, por eso nos ha mostrado su intimidad.
¡Cuán grande ha sido el amor de Dios a los hombres que no solo nos ha salvado, por la obra redentora de su Hijo, sino que ha querido unirnos a Él! Poco a poco Dios se fue mostrando al hombre. Toda la historia del hombre ha sido una historia de amor y elección por parte de Dios: Él nos ha creado y en el jardín del Edén nos dio su amistad. Luego del pecado original, ha buscado al hombre y ha entablado alianzas con él: con Noé, con Abraham, etc.; pero fue con Moisés cuando entabló una alianza de elección con el pueblo de Israel. Alianza en la cual Dios, para entrar en relación con su pueblo, da a conocer su nombre Yahveh - Dios actúa en la historia - y sella con él un pacto entre Él y su pueblo: yo seré tu Dios y tu serás mi pueblo.
Pero lo mejor lo reservó para la venida de su Hijo...
"Tanto amó Dios al mundo que le dio su Hijo único, para que todo el que crea en él no se pierda, sino que tenga vida eterna. Dios no mandó a su Hijo a este mundo para condenar al mundo sino para salvarlo. El que cree en Él no se pierde; pero el que no cree ya se ha condenado, por no creerle al Hijo único de Dios". (Jn 3, 16-18)
"Estén alegres para ser perfectos, anímense, tengan un mismo sentir y vivan en paz. Y el Dios del amor y de la paz estará con ustedes. Salúdense los unos a los otros con un abrazo santo. Les saludan todos los santos. La gracia de Cristo Jesús, el Señor, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos ustedes. Amén". (2 Cor 13, 11-14)