Vicario Parroquia San Miguel Arcángel
En este segundo domingo de adviento el evangelista san Marcos nos presenta el consuelo que Dios nos quiere regalar con el anuncio del Evangelio. La palabra Evangelio proviene de la antigua Roma. La misma anunciaba el advenimiento del Emperador romano a su trono. Su llegada otorgaba gracias y bienes a quienes recibían con agrado aquella noticia. Sin embargo, en la tradición cristiana la palabra evangelio significa algo más polifacético y profundo: es el consuelo de Dios en Jesucristo, Señor y Dios nuestro que ha venido al mundo para salvarnos.
El Evangelio nos ofrece consuelo en nuestras luchas. Isaías nos anuncia que Dios ofrece a su pueblo el consuelo de su palabra. Israel había sido asediada por las tropas de Babilonia y había quedado en ruinas. El pueblo estaba desconsolado ante la perdida de su tierra, casas y pertenencia. Yahvé, Dios, dirige su palabra al profeta Isaías e invita al pueblo a convertirse de todo corazón y a dejarse consolar por el anuncio de la venida del Mesías libertador.
La promesa mesiánica llega en la plenitud de los tiempos en la segunda persona de la Santísima Trinidad. Jesucristo, Palabra eterna del Padre, es el Mesías prometido y el libertador del ser humano. Él es el Evangelio viviente que viene a liberar al hombre de la esclavitud del pecado. El que escucha y vive la Palabra de Cristo es consolado por el mismo Dios en sus dificultades.
Por último, el Evangelio sana las heridas más profundas del corazón. Ante un mundo lastimado la Palabra de Dios es libertad y descanso para los afligidos. Vivimos en un tiempo donde las noticias están llenas de desgracias y dolores. El periodismo actual nos suena a una profecía llena de calamidades. Nuestro mundo necesita una buena noticia para todas esas malas que enfrentamos cada día. La Buena Noticia que Dios nos da es su Hijo, muerto y resucitado. Solo Dios y su gracia puede transformar las malas noticias en caminos evangélicos que nos conduzcan a un encuentro vivo y verdadero con Jesucristo.