En aquel tiempo, Jesús llegó de Galilea al río Jordán y le pidió a Juan que lo bautizara. Pero Juan se resistía, diciendo: "Yo soy quien debe ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a que yo te bautice?" Jesús le respondió: "Haz ahora lo que te digo, porque es necesario que así cumplamos todo lo que Dios quiere". Entonces Juan accedió a bautizarlo. Al salir Jesús del agua, una vez bautizado, se le abrieron los cielos y vio al Espíritu de Dios, que descendía sobre él en forma de paloma, y se oyó una voz que decía desde el cielo: "Éste es mi Hijo muy amado, en quién tengo mis complacencias".
Palabra del Señor.
Autor: P. Harry López
Celebramos la fiesta del Bautismo de Jesús; con ello se pone fin al tiempo de navidad y da comienzo el tiempo ordinario. El bautismo por parte de Juan en río Jordán marcó un momento importante en la vida de Jesús: da comienzo a su vida pública. Es el momento en el cuál el Padre manifiesta al pueblo judío allí reunido que éste que sale de las aguas - un nuevo Moisés - es su hijo. Como Moisés, dará a los hombres una nueva ley: la del amor. Conducirá a su pueblo a una nueva tierra, una nueva patria: el cielo.
Hoy es un buen día para recordar nuestro propio bautismo. Quizás lo recibimos siendo pequeños pero su eficacia y su acción salutífera se han realizado en nuestra vida. Ese día:
- Renacimos - de criaturas salidas de las manos de Dios, fuimos constituidos hijos (familia) de Dios.
- Se probó la imagen de Cristo en nuestra alma- se nos ha hecho capaces de actuar y amar como Jesús.
- Nos unimos a la Iglesia- hemos pasado a formar parte del cuerpo místico de Cristo (la Iglesia) por lo cual podemos dar culto agradable a Dios.
- Se nos dio la inhabitación- la Santísima Trinidad, por obra del Espíritu Santo, ha venido a nuestra casa (nuestra alma) y ha hecho en ella su casa.
Un poco de agua derramada en el nombre de la Santísima Trinidad nos ha cambiado totalmente. Nos ha dado nueva vida, ha limpiado nuestro pecado, ha abierto el mundo de lo divino a los hombres. ¡Qué gran regalo nos ha dado Dios! ¡Gracias Señor por nuestro bautismo!