Hermanos: Yo recibí del Señor lo mismo que les he transmitido: que el Señor Jesús, la noche en que iba a ser entregado, tomó pan en sus manos, y pronunciando la acción de gracias, lo partió y dijo: "Esto es mi cuerpo, que se entrega por ustedes. Hagan esto en memoria mía". Lo mismo hizo con el cáliz, después de cenar, diciendo: "Este cáliz es la Nueva Alianza que se sella con mi sangre. Hagan esto en memoria mía siempre que beban de él". Por eso, cada vez que ustedes comen de este pan y beben de este cáliz, proclaman la muerte del Señor, hasta que vuelva.
Palabra de Dios.
La fiesta del Corpus Christi surge en el siglo XIII como una respuesta de fe ante la negación de la presencia real de Cristo en las especies consagradas. El misterio eucarístico solo se puede mirar desde la fe, pues es ésta la que tiene que venir en auxilio de nuestros sentidos. Es más, es la fe la que tiene que iluminarlos para que puedan descubrir la verdad que se encierra detrás de un trozo de pan y un poco de vino consagrados por el sacerdote.
Cuando el sacerdote toma entre sus manos el pan y el vino y dice las palabras de la consagración, ahí, en ese momento, sucede el más hermoso milagro que todos podemos ver: una cosa con muy poco valor, sin vida, se convierte en Jesús, el Dios todopoderoso, El Señor de la vida. Cristo Vivo se hace presente ante nuestros ojos; Cristo Vivo viene a su Iglesia; Cristo Vivo se vuelve a entregar a los hombres. Cristo se pone en nuestras manos, se pone al servicio del hombre, se nos da.
¡Que grande este sacramento! ¡Que bondad la de Dios para con nosotros! Dios sale a nuestro encuentro, se nos hace cercano y todo esto para nuestro bien. Jesús, el Cristo Vivo, está en la Eucaristía; allí espera por sus discípulos. Cada eucaristía es una invitación que Dios nos hace a salir a su encuentro. Es una invitación a llenarnos de Él, es una invitación a fortalecer nuestra vida con su vida. La Eucaristía es un gran tesoro que tenemos los cristianos pero estamos ciegos, le hemos perdido el gusto a este alimento celestial. Tenemos que pedir aumento de fe, aumento de amor hacia Jesús eucaristía. El hombre sin aire para respirar se muere. El cristiano sin el alimento eucarístico está destinado a morir también.
Te invito a vivir la Eucaristía semanal, no faltes a la Misa. Jesús te espera...
Secuencia
He aquí el Pan de los Ángeles hecho viático nuestro; verdadero Pan de los hijos, no lo echemos a los perros.
Figuras lo representaron; Isaac fue sacrificado; el cordero pascual, inmolado; el maná nutrió a nuestros padres.
Buen Pastor, Pan verdadero, ¡oh Jesús!, ten piedad. Apaciéntanos y protégenos; haz que veamos los bienes en la tierra de los vivientes. Tú, que todo lo sabes y puedes, que nos apacientas aquí siendo aún mortales, haznos allí tus comensales, coherederos y compañeros de los santos ciudadanos. Amén.