¿Qué pretende? presentarte un nuevo código de urbanidad…Fíjate bien, en la primera lista aparecen cuatro grupos: “los amigos, los hermanos, los parientes y los vecinos ricos”. Normalmente las relaciones se establecen con personas que están a nuestro mismo nivel, esto permite el intercambio: se puede devolver la invitación o dar regalos que estén a la par de la situación. La comunión aquí se fundamenta en la posibilidad del intercambio. Con este criterio, el círculo de los invitados se reduce, llegando al exclusivismo: los pobres y los miserables quedan automáticamente excluidos. Jesús propone otra cosa: Una comunión a partir de la nivelación de dignidad.
En la segunda lista, la que Jesús recomienda, la invitación se dirige a todos aquellos que las diversas circunstancias de la vida han marginado. ¿Qué propone Jesús? Una comunión que elimina la desigualdad .
Observemos: Frente a los cuatro primeros grupos ya enumerados, Jesús propone cuatro nuevos grupos: “los pobres, los lisiados, los cojos y los ciegos”. Se trata de personas que no tiene como corresponder con otra invitación en la tierra (como lo podía hacer el primer grupo, sino que será Dios quien lo hará en la resurrección.
Con este comportamiento se reconoce en todas estas personas su igual valor y dignidad. De esta manera, Jesús refleja una nueva manera de entender las relaciones humanas. Según ésta, las relaciones humanas, habitualmente fundamentadas en la reciprocidad, se basan más bien en un amor unilateral, así como lo es el amor de Dios por cada hombre: Dios nos ama por encima de todo, a pesar de que no queramos o no estemos en condiciones de responderle a la altura de su amor.
Llama la atención que Jesús colocó dentro de esta lista, después de los pobres, tres grupos de enfermos: “lisiados, cojos y ciegos”. Cuando uno lee 2ª Samuel 5,8, uno se encuentra con que los ciegos y los enfermos no eran huéspedes agradables para David. Imagínate la cara que pondría ¿el jefe de fariseos- cuando Jesús le dijo a quiénes debía invitar a su mesa?
Conclusión
Con esta enseñanza Jesús no está queriendo decir que no haya qué comer con los familiares ni con los amigos; a lo que se opone rotundamente es al exclusivismo y a la marginación de los más desfavorecidos. Hay que vencer el exclusivismo derribando los muros y los círculos cerrados en las relaciones humanas.
Por Obispo Rubén,cmf
Obispo Diócesis de Ponce.
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