Capilla Nuestra Señora del Carmen- Puerto Real
La celebración de la Fiesta de la Virgen del Carmen se remonta a tiempos de España. El vínculo de los pescadores que se quedaron en el puerto y la fiesta a la Patrona del Mar se inicia con oraciones de agradecimiento por la protección de sus vidas y por la producción de la pesca. Puerto Real fue el puerto oficial del gobierno español. El asentamiento de los inmigrantes en este lugar crea esa pequeña comunidad que con el tiempo fue creciendo y organizándose como cualquier pueblo de España.
La celebración antiguamente era por nueve días y, a falta del templo, las misas y novenarios se hacían en las humildes viviendas
de los pescadores. En principio no tenían una imagen completa de la Virgen del Carmen. Solo contaban con una pequeña imagen con el torso y la cabeza montada en un molde. Las mujeres de la villa se esmeraban en preparar la ropa para cubrirla. Así daba la impresión de tener una imagen completa. Además de las novenas y misa, se tenía las fiestas con música en vivo. Varios residentes tenían conocimiento de música y ellos eran los que proveían ésta. Muchos eran los visitantes pues la celebración se dio a conocer en todo Cabo Rojo no solo por los bailes, la comida y los juegos sino por la gran procesión marítima. En sus humildes yolas y a remo iban llevando la imagen de la Virgen del Carmen.
Se recuerda con cariño como los residentes decoraban las calles con palmas y flores de flamboyán. El domingo dedicado a la celebración tenían juegos y competencias deportivas. Tenían "palo ensebao”, carrera de sacos, tiro del palo y salto a lo largo.
Dentro de la celebración y la tradición, para honrarla, se iba pasando la imagen de la Virgen (la cual estaba en una pequeña casilla), casa por casa. Esta imagen se mantuvo en la Capilla hasta 1970 y luego la perdimos. Aún añoramos esto y hemos indagado a ver si nos la devuelven.
Aunque teníamos misa semanalmente, por falta de templo para 1942-44 durante la repartición de parcelas se les asignó una a los
residentes para ubicar una capilla. Tanto sacerdotes como los residentes comenzaron a reunir material, dinero y trabajadores para hacer el templo, el cual fue terminado en 1945-46. Para entonces la Iglesia era dirigida por el Rev. Padre Maximino Álvarez, muy querido y recordado.
En el aspecto de la fe, tanto los sacerdotes como las Hermanas Misioneras y los laicos comprometidos como la familia Zapata, la
familia López y otros visitaban la Capilla, donde se ofrecía catecismo. Todos los años se tenían las comuniones, confirmaciones y la coronación de la Virgen en Mayo. La Coronación de la Virgen era una actividad en la que las jóvenes esperaban ser elegidas para participar. Se escogían dos para coronarla, dos como ayudantes y dos como ángeles. También teníamos grupos como Hijas de María, las cuales nos reuníamos en la Capilla. Las Hermanas y Siervas Trinitarias servían también a la comunidad, entre
ellas Sister Isolina Ferré, Sister Teresita, Sister Carmen Gloria y muchas más. Visitaban los hogares y celebraban rosarios y juegos con los niños y adolecentes.
Con el paso de los años la Capilla, construida en madera y solo el piso en cemento, fue deteriorándose. Algunos sacerdotes hicieron reparaciones pero no fueron suficientes para que el templo no llegara al deterioro total. Empeoró su estado en una ocasión que hubo una invasión de abejas. La persona que vino a resolver el problema prendió fuego y por poco perdemos la
capilla. El lado izquierdo detrás del altar se quemó parcialmente. Fue reparado un poco.
Para 1970 el P. Ildefonso Blanco, siendo el encargado de la capilla, constituyó el comité para hacer la reparación. Luego de muchas luchas para conseguir el dinero mediante venta de almuerzos, kioscos en las Fiestas Patronales de San Miguel, coronaciones, bailes, parrandas navideñas y cuotas semanales a varios residentes, el 8 de julio de 1973 se inauguró la nueva capilla hecha
en hormigón y con todas las facilidades para celebrar las distintas actividades de la comunidad cristiana. Teníamos jóvenes en los grupos haciendo visitas a los diferentes sectores, rosarios y primeras comuniones.
Así continuó la capilla hasta que en 2008, y ante el aumento de residentes en el sector, la capilla resultaba un poco incómoda. Siendo párroco P. Ángel Ortiz, se dio la otra remodelación, creando un acceso para personas con impedimentos.
Por: Carmen Yolanda Rodríguez Ortiz
La celebración antiguamente era por nueve días y, a falta del templo, las misas y novenarios se hacían en las humildes viviendas
de los pescadores. En principio no tenían una imagen completa de la Virgen del Carmen. Solo contaban con una pequeña imagen con el torso y la cabeza montada en un molde. Las mujeres de la villa se esmeraban en preparar la ropa para cubrirla. Así daba la impresión de tener una imagen completa. Además de las novenas y misa, se tenía las fiestas con música en vivo. Varios residentes tenían conocimiento de música y ellos eran los que proveían ésta. Muchos eran los visitantes pues la celebración se dio a conocer en todo Cabo Rojo no solo por los bailes, la comida y los juegos sino por la gran procesión marítima. En sus humildes yolas y a remo iban llevando la imagen de la Virgen del Carmen.
Se recuerda con cariño como los residentes decoraban las calles con palmas y flores de flamboyán. El domingo dedicado a la celebración tenían juegos y competencias deportivas. Tenían "palo ensebao”, carrera de sacos, tiro del palo y salto a lo largo.
Dentro de la celebración y la tradición, para honrarla, se iba pasando la imagen de la Virgen (la cual estaba en una pequeña casilla), casa por casa. Esta imagen se mantuvo en la Capilla hasta 1970 y luego la perdimos. Aún añoramos esto y hemos indagado a ver si nos la devuelven.
Aunque teníamos misa semanalmente, por falta de templo para 1942-44 durante la repartición de parcelas se les asignó una a los
residentes para ubicar una capilla. Tanto sacerdotes como los residentes comenzaron a reunir material, dinero y trabajadores para hacer el templo, el cual fue terminado en 1945-46. Para entonces la Iglesia era dirigida por el Rev. Padre Maximino Álvarez, muy querido y recordado.
En el aspecto de la fe, tanto los sacerdotes como las Hermanas Misioneras y los laicos comprometidos como la familia Zapata, la
familia López y otros visitaban la Capilla, donde se ofrecía catecismo. Todos los años se tenían las comuniones, confirmaciones y la coronación de la Virgen en Mayo. La Coronación de la Virgen era una actividad en la que las jóvenes esperaban ser elegidas para participar. Se escogían dos para coronarla, dos como ayudantes y dos como ángeles. También teníamos grupos como Hijas de María, las cuales nos reuníamos en la Capilla. Las Hermanas y Siervas Trinitarias servían también a la comunidad, entre
ellas Sister Isolina Ferré, Sister Teresita, Sister Carmen Gloria y muchas más. Visitaban los hogares y celebraban rosarios y juegos con los niños y adolecentes.
Con el paso de los años la Capilla, construida en madera y solo el piso en cemento, fue deteriorándose. Algunos sacerdotes hicieron reparaciones pero no fueron suficientes para que el templo no llegara al deterioro total. Empeoró su estado en una ocasión que hubo una invasión de abejas. La persona que vino a resolver el problema prendió fuego y por poco perdemos la
capilla. El lado izquierdo detrás del altar se quemó parcialmente. Fue reparado un poco.
Para 1970 el P. Ildefonso Blanco, siendo el encargado de la capilla, constituyó el comité para hacer la reparación. Luego de muchas luchas para conseguir el dinero mediante venta de almuerzos, kioscos en las Fiestas Patronales de San Miguel, coronaciones, bailes, parrandas navideñas y cuotas semanales a varios residentes, el 8 de julio de 1973 se inauguró la nueva capilla hecha
en hormigón y con todas las facilidades para celebrar las distintas actividades de la comunidad cristiana. Teníamos jóvenes en los grupos haciendo visitas a los diferentes sectores, rosarios y primeras comuniones.
Así continuó la capilla hasta que en 2008, y ante el aumento de residentes en el sector, la capilla resultaba un poco incómoda. Siendo párroco P. Ángel Ortiz, se dio la otra remodelación, creando un acceso para personas con impedimentos.
Por: Carmen Yolanda Rodríguez Ortiz