Como párroco he querido crear este blog para dar a conocer nuestra fe católica. Padre Harry López trabajará el mismo. Períodicamente publicaremos información que te pondrá con tu fe viva...
Dios te bendiga,
P. Ángel Ortiz
Evangelio según San Juan (21, 1-19)
En aquel tiempo, Jesús se les apareció otra vez a los discípulos junto al lago de Tiberíades. Se les apareció de esta manera:
Estaban juntos Simón Pedro, Tomás (llamado el Gemelo), Natanael (el de Caná de Galilea), los hijos de Zebedeo y otros dos discípulos. Simón Pedro les dijo: "Voy a pescar". Ellos le respondieron: "También nosotros vamos contigo". Salieron y se embarcaron, pero aquella noche no pescaron nada. Estaba amaneciendo, cuando Jesús se apareció en la orilla, pero los discípulos no lo reconocieron. Jesús les dijo: "Muchachos, ¿han pescado algo?". Ellos contestaron: "No". Entonces Él les dijo: "Echen la red a la derecha de la barca y encontrarán peces". Así lo hicieron, y luego ya no podían jalar la red por tantos pescados. Entonces el discípulo a quien amaba Jesús le dijo a Pedro: "Es el Señor". Tan pronto como Simón Pedro oyó decir que era el Señor, se anudó a la cintura la túnica, pues se la había quitado, y se tiró al agua. Los otros discípulos llegaron a la barca, arrastrando la red con los pescados, pues no distaban de tierra más de cien metros. Tan pronto como saltaron a tierra, vieron unas brasas y sobre ellas un pescado y pan. Jesús les dijo: "Traigan algunos pescados de los que acaban de pescar". Entonces Simón Pedro subió a la barca y arrastró hasta la orilla la red, repleta de pescados grandes. Eran ciento cincuenta y tres, y a pesar de que eran tantos, no se rompió la red. Luego les dijo Jesús: "Vengan a almorzar". Y ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: "¿Quién eres?", porque ya sabían que era el Señor. Jesús se acercó, tomó el pan y se lo dio y también el pescado. Esta fue la tercera vez que Jesús se apareció a sus discípulos después de resucitar de entre los muertos. Después de almorzar le preguntó a Simón Pedro: "Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?". Él le contestó: "Sí, Señor, tu sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Apacienta mis corderos". Por segunda vez le preguntó: "Simón, hijo de Juan, ¿me amas?". Él le respondió: "Sí, Señor tu sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Pastorea mis ovejas". Por tercera vez le preguntó: "Simón, hijo de Juan, ¿me amas?". Pedro se entristeció de que Jesús le hubiera preguntado por tercera vez si lo quería y le contestó: "Señor, tu lo sabes todo; tu bien sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Apacienta mis ovejas. Yo te aseguro: cuando eras joven, tu mismo te ceñías la ropa e ibas a donde querías; pero cuando seas viejo, extenderás los brazos y otro te ceñirá y te llevará a donde no quieras". Esto se lo dijo para indicarle con qué género de muerte habría de glorificar a Dios. Despues le dijo: "Sígueme".
Palabra del Señor.
El pez en la tradición cristiana
Durante los primeros siglos de la Iglesia, el pez era el signo que identificaba a los cristianos. En especial, en tiempos de persecución, se usaba para reconocer a los cristianos pues se trazaba un arco y si el otro lo completaba formando un pez, era cristiano.
A su vez el pez es una profesión de fe en Cristo. La palabra griega para pez es Ichthys, con la cual se forma un acróstico que dice: "Iesous Cristós Theou Uios Soter". Esto es: Jesús Cristo, hijo de Dios Salvador. Por esta razón no nos debe extrañar ver en los evangelios a Cristo resucitado comiendo pez asado (Cristo Crucificado). Citando a Tertuliano: "Nosotros, pececitos, al igual que nuestro Pez Jesucristo, nacemos en el agua (bautismal) y nos salvamos solo permaneciendo en el agua".
P. Harry López
"El símbolo del pez y las dos escenas del evangelio (la pesca milagrosa y la comida de Jesús resucitado con los discípulos) nos recuerdan que es posible empezar algo de nuevo. La esperanza es posible hoy y aquí, en el amor de Cristo resucitado todo se renueva y todo es vida nueva".
P. Ángel Ortiz