Parroquia San Miguel Arcangel- Cabo Rojo P.R.
Búscanos en Facebook
  • Inicio
  • Nuestra Parroquia
  • Horarios
  • Lecturas del Domingo - Avisos
  • Vida Parroquial - Fotos y Videos
  • Blog - Fe Viva
  • Contáctenos

October 12th, 2025

10/12/2025

0 Comentarios

 
Alejandro Carbajo, C.M.F.
https://www.ciudadredonda.org

Queridos hermanos, paz y bien.

​Seguimos acompañando a Cristo en su camino a Jerusalén. A veces le recibían bien, por donde pasaba, otras, no tanto. Es que no puedes agradar a todos, cuando vas por ahí diciendo verdades que no gustan.

Antes, en la primera y en la segunda lectura, tenemos algunos puntos para la reflexión.

En el Libro de los Reyes asistimos a una curación milagrosa. Nos encontramos en la segunda mitad del siglo IX a.C. Los sirios han extendido su dominio en las mayores partes de Siria y Palestina. El personaje más famoso y apreciado en el reino es el general Naamán, comandante en jefe del ejército. Lo tiene todo, pero ha enfermado de lepra, la incurable (en su época) enfermedad tenida como uno de los peores castigos de Dios. Un día, una chica israelita, capturada durante un ataque, le revela que en su tierra hay un profeta que hace curaciones extraordinarias. Se trata de Eliseo, el discípulo de Elías.

Lógicamente, Naamán se pone en marcha y va a visitarlo. Seguro que, por el camino, iba imaginando cómo serían el encuentro y la curación. Pero cuando está a punto de llegar a la casa del hombre de Dios, un siervo viene a su encuentro y le pide que se lave siete veces en el río Jordán. Con eso se curará. Naamán se enfurece. Está esperando que le salga al encuentro Eliseo y haga una invocación a su Dios, algún rito, una imposición de las manos, algo. Nada de eso. El profeta ni siquiera sale a saludarlo. Maldiciendo, está a punto de volverse a su tierra, cuando sus siervos se acercan y le dan un consejo elemental: Si el hombre de Dios le hubiera pedido que hiciera algo difícil, seguramente lo habría hecho. ¿Por qué no sigue una simple orden, como es lavarse siete veces en el río?

Siendo humilde, aceptando el consejo, Naamán se curó no solo de la lepra corporal sino también de la del alma. Del paganismo pasa a la fe en el único Dios. Como signo de su conversión, se lleva a su casa sacos de tierra de Israel, para seguir dando culto a ese Dios que le ha salvado. Podemos decir que gratuitamente recibió dos curaciones. Un verdadero regalo de Dios. Porque, como dice el salmo de hoy, “el Señor revela a las naciones su salvación.” A todas. Basta con ser humilde, y aceptar lo que Dios (y sus enviados, sus “ángeles”) nos digan.

En esa idea abunda y profundiza el apóstol san Pablo. Su vida estaba siempre unida a Cristo, y, como él dice, “por eso lo aguanto todo por los elegidos, para que ellos también alcancen la salvación y la gloria eterna en Cristo Jesús.” La misión por encima de todo.

Cuando escribe esta carta a Timoteo está preso en Roma, y se siente algo abandonado por los suyos. Pese a todo, confía en que la Palabra sigue expandiéndose, porque “la palabra de Dios no está encadenada”. Esta Palabra seguirá dando mucho fruto, pese a las dificultades, y por eso es preciso conservar la serenidad y alegría, ya que es un mensaje de paz y de amor.

No es difícil entender que lo que le pasó a Pablo y a Jesús se repite en la vida de cada auténtico discípulo. Aquellos que se comprometen a favor de la Verdad, con mayúscula, que dicen las cosas claras y denuncian la injusticia deben aceptar también las críticas, los malentendidos y hasta las persecuciones. Incluso dentro de la propia comunidad.

La salvación llega también para los leprosos que se encuentran con Jesús en el camino. La lepra, lo hemos dicho al comienzo, no tenía cura. Solo Yahvé, si se expiaban los pecados de toda una vida, podría llevar a cabo el milagro y devolver la salud. No podían entrar en las ciudades ni, mucho menos, en el templo. De modo que los leprosos se sentían rechazados por los hombres y por el mismo Dios.

Tenemos la posibilidad, a la luz de la Palabra, de revisar cómo nos relacionamos con los leprosos de hoy en día, con aquellas personas a las que nadie quiere, olvidados de todos; quizá en nuestro propio bloque de vecinos, quizá en el trabajo o en las clases… San Francisco de Asís, a raíz de su encuentro con un leproso, fue capaz de dejarlo todo y cambiar de vida. Quizá nosotros podamos aprender algo de los leprosos de hoy.

Los diez protagonistas del Evangelio de hoy se quedan a distancia, y en grupo le piden al Señor que tenga compasión de ellos. Juntos saben que pueden hacer más fuerza. “Ten piedad de nosotros”. Seguramente, esperaban alguna limosna, que les permitiera vivir un poquito mejor. Pero reciben algo insospechado, que no podían ni imaginarse: la curación. Eso sí, una curación a cámara lenta, no inmediata. Quizá para que, mientras van andando, puedan caer en la cuenta de lo que les está pasando.

De los diez leprosos, sólo uno vuelve para dar gracias a Dios. Dice algún autor que la elección del número diez no es casual. El número diez indica la perfección, la totalidad. Los leprosos del evangelio representan, por lo tanto, a toda la gente, la humanidad entera lejos de Dios. Con esa cifra, Lucas nos está diciendo que todos, judíos y samaritanos, somos leprosos y necesitamos encontrar a Jesús. Nadie es puro; todos llevamos en nuestra piel los signos de muerte que solo la Palabra de Cristo puede curar. Por eso tenemos que confiar, pedir y después de andar el camino, ser capaces de escuchar, como el samaritano, que “tu fe te ha salvado”.

Revisemos, entonces, nuestra capacidad de pedir y de dar; de poner en la balanza lo que pedimos a los demás y lo que damos a los demás; revisar también si somos capaces de dar gracias a Dios por todo lo que Él hace por nosotros, desde conservarnos la vida hasta poder celebrar la Eucaristía, el alimento, los amigos, la familia… Es bueno que, de vez en cuando, caigamos en la cuenta de que todo lo recibimos de Dios, y le demos gracias.
​

Ojalá nuestra oración tenga en cuenta este aspecto, y seamos buenos hijos, agradecidos. Decir gracias no cuesta nada y alegra a los otros. Y si somos capaces de hacer la vida más fácil a los demás, entonces estaremos construyendo el Reino de Dios. Roguémosle al Señor que nos conceda, por intercesión de la Virgen María, nuestra Madre, la gracia de no sólo respetar a los demás, sino la de ser agradecidos y saber procurar el bien de todos, como a hermanos nuestros, hijos de un mismo Dios y Padre. Amén.
0 Comentarios

Comentario al Evangelio de Hoy Domingo 5 de Octubre

10/4/2025

0 Comentarios

 
Alejandro Carbajo, C.M.F.
https://www.ciudadredonda.org

Queridos hermanos, paz y bien.

Se ve que los Apóstoles veían que, con su nivel de fe, no llegaban a los mínimos que les pedía el Señor. Hay veces que creer, confiar se vuelve difícil, demasiado difícil. Entonces, como los Apóstoles, solemos decir: ¡no tengo fe para tanto! Nuestra fe no se adecúa a la realidad terrible; queda como agazapada, deprimida y angustiadamente suplicante. A lo más que llegamos es a la resignación.

A la gente de hoy le gustan las cosas que se ven. Nosotros, los católicos, somos también hijos de nuestro tiempo. Y el Evangelio nos habla de fe. Algo abstracto, que no se ve. La fe, ¿qué es? ¿Para qué sirve? Porque los cristianos decimos que tenemos fe. Esa fe, decimos, nos ayuda a seguir caminando hacia delante, incluso en los peores momentos, incluso cuando la muerte o la enfermedad se acerca a nuestro lado.

Porque tener fe no significa que no haya problemas, o que no nos duelan las muertes de los seres queridos. Tenemos permiso y hasta derecho a afligirnos. No se nos prohíbe la tristeza. Pero se nos invita a acogerla muy a fondo, porque también la tristeza y el dolor tienen un sentido. ¬Lo único a que lo no tenemos derecho es a afligirnos como se puedan afligir otros, los que no tienen fe ni esperanza.

El profeta Habacuc, seguramente, tenía fe. Por eso el Señor le da una tarea, la de denunciar la injusticia. Pero era tanta, que le desborda. Por eso interroga directamente a Dios, con una pregunta que también nosotros podemos hacernos: ¿hasta cuándo?

La respuesta de Dios es desconcertante. No da explicaciones, sino que pide fe, o sea, una confianza sin condiciones, absoluta. Comprende perfectamente las quejas del pueblo y del profeta. Entiende que no todos pueden aceptar la aparente tolerancia divina hacia los malvados. Pero lo que pasa es que la prosperidad, la alegría, la buena vida de los malos, en realidad es el principio de su ruina. Al final, en el momento de rendir cuentas, se condenarán por sus obras inicuas. En cambio, para el justo, para el que tiene fe, se abrirá el camino de la salvación, o sea, de la vida eterna.

También apela a la fe Pablo en la segunda lectura. Al final del siglo I existían falsos maestros que difundían doctrinas erróneas, extrañas y fantásticas, y comienzan a infiltrarse en las comunidades cristianas. La adhesión a dicha interpretación errónea del Evangelio conduce a graves desviaciones teológicas y morales. Pablo se dirige a Timoteo, como líder de su comunidad, para que esté alerta y proteja a los fieles, sobre todo a los que están particularmente expuestos y tentados de adherirse a esta herejía que se extiende.

La mención al Espíritu Santo nos recuerda que esa tradición que hemos recibido (en los dogmas, en el Catecismo de la Iglesia, en los documentos del Magisterio…) es susceptible de ser interpretada, de desarrollarse, de adaptarse a los nuevos tiempos. Por eso no se entienden los derechos humanos hoy como se hacía en el siglo XV. Al niño le basta la fe de niño, al adulto, la fe infantil, como la ropa de niño, se le queda pequeña. Es tarea de los pastores saber ayudar a crecer espiritualmente al rebaño a él encomendado. Y siempre dentro del marco de la doctrina de la Iglesia, conservando la comunión con ella. Evitando las doctrinas equívocas y contrarias a la fe.

Y Jesús, en el Evangelio, habla de la verdadera relación con Dios. En la época de Jesús, los fariseos ponían en primer lugar los méritos. Recordamos a aquél que, en la sinagoga, recitaba la lista de todo lo que había hecho, frente al publicano, que no se atrevía a levantar la cabeza. (Lc 18, 9-14) Con todos esos méritos, creían, ganaban el derecho a la salvación.

Este modo de pensar la relación con Dios nos parece lógico. Tanto hago, tanto acumulo para mi juicio final. No nos damos cuenta de que pensamos como los fariseos… El hombre, siervo esforzado, lo intenta, pero no podemos exigir nada a Dios, que nos da todo gratuitamente, no tanto por nuestro méritos, sino por mera gracia. Si no ponemos atención, existe el riesgo de caer en el egoísmo espiritual. Colocamos en el centro no a Dios, sino a nosotros mismos – hacer las cosas para sentirnos mejor y “presumir” ante Dios, no por puro amor a Dios – y caemos en el fariseísmo. Podemos convertir a Dios en un contable, que se dedica a llevar las cuentas de los pecados y los méritos.

Por supuesto que tenemos que seguir haciendo buenas obras. Y hacer lo que es bueno sigue siendo un imperativo moral para todos. Pero todo con la motivación correcta. Jesús quiere purificar los corazones de la “competencia o envidia espiritual”. No tenemos que rivalizar para conseguir el amor y el favor de Dios; Él tiene suficiente amor para todos y cada uno de sus hijos.
La línea entre hacer las cosas por amor de Dios o por amor a uno mismo es, a veces, difícil de distinguir. Por eso Jesús avisa con estas palabras del Evangelio de hoy. Hay que amar de manera incondicional, sin esperar nada a cambio, tal y como Dios nos ama a todos, para poder entrar en el Reino de Dios. Y nos cuesta, porque esa forma de pensar está muy arraigada en nosotros. Por eso tenemos que crecer en la confianza, en la fe.

La fe da sentido al camino porque el Señor va delante y sabe a dónde va. La fe nos da la alegría de caminar hombro con hombro con el Señor. Esa es la fe de verdad. Es fe que nos hará decir: “Señor, caminando tras de Ti no hago más que lo que tengo que hacer. Soy siervo inútil y sin provecho, pero feliz de ir contigo donde me lleves.”
​

Así reconoceremos, aunque en ocasiones con dificultad, el camino que Él desea para todas sus criaturas. Sabremos lo qué tenemos que hacer. Y haciendo lo que debemos hacer – aprovechando el momento, la ocasión — podremos ayudar para que otros, y nosotros mismos, lleguemos a escuchar aquello de: “Venid, Benditos de mi Padre”.

0 Comentarios

    Para Donaciones u Ofrendas
    Búscanos en
    ATH Móvil -
    ​Pay a Business:
    /sanmiguelcaborojo 

    Imagen

    Dale click a la Foto

    Picture

    Visita la versión digital de el semanario
    El Visitante. 
    ​Lee y auspicia el semanario católico, es una de las maneras de educarte en la fe católica.

    ​

    Dale click a la foto luego de la flecha, para migrar al semanario.
    Imagen

    Imagen

    RSS Feed


    Archivos

    Octubre 2025
    Septiembre 2025
    Agosto 2025
    Julio 2025
    Junio 2025
    Mayo 2025
    Abril 2025
    Marzo 2025
    Febrero 2025
    Diciembre 2024
    Noviembre 2024
    Septiembre 2024
    Agosto 2024
    Junio 2024
    Mayo 2024
    Abril 2024
    Marzo 2024
    Febrero 2024
    Enero 2024
    Diciembre 2023
    Noviembre 2023
    Octubre 2023
    Junio 2022
    Febrero 2022
    Enero 2022
    Octubre 2021
    Septiembre 2021
    Agosto 2021
    Julio 2021
    Junio 2021
    Mayo 2021
    Abril 2021
    Marzo 2021
    Febrero 2021
    Enero 2021
    Diciembre 2020
    Noviembre 2020
    Octubre 2020
    Septiembre 2020
    Agosto 2020
    Julio 2020
    Junio 2020
    Mayo 2020
    Abril 2020
    Marzo 2020
    Febrero 2020
    Enero 2020
    Diciembre 2019
    Noviembre 2019
    Octubre 2019
    Septiembre 2019
    Agosto 2019
    Julio 2019
    Junio 2019
    Mayo 2019
    Abril 2019
    Marzo 2019
    Febrero 2019
    Enero 2019
    Diciembre 2018
    Noviembre 2018
    Octubre 2018
    Septiembre 2018
    Agosto 2018
    Julio 2018
    Junio 2018
    Mayo 2018
    Octubre 2015
    Septiembre 2015
    Agosto 2015
    Julio 2015
    Junio 2015
    Mayo 2015
    Abril 2015
    Marzo 2015
    Febrero 2015
    Enero 2015
    Diciembre 2014
    Noviembre 2014
    Octubre 2014
    Septiembre 2014
    Agosto 2014
    Julio 2014
    Junio 2014
    Mayo 2014
    Abril 2014
    Marzo 2014
    Febrero 2014
    Enero 2014
    Diciembre 2013
    Noviembre 2013
    Octubre 2013
    Septiembre 2013
    Agosto 2013
    Julio 2013
    Junio 2013
    Mayo 2013
    Abril 2013

Con tecnología de Crea tu propio sitio web con las plantillas personalizables.